jueves, 6 de octubre de 2016

NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE POMPEYA

En este día 7 de octubre, festividad de Nuestra Señora del Rosario, quiero relatar la historia de una advocación que nos lleva a tierra italiana.
 
Nuestra Señora del Rosario de Pompeya.
 
De todos es sabido que la Virgen del Rosario posee un culto muy antiguo, representada en muy diversos cuadros. En uno de estos se sitúa el origen del santuario de Pompeya, cuya historia está ligada a la vida de su fundador, el Beato Bartolomé Longo, nacido en Latiano en 1841.
 
Beato Bartolomé Longo
 
Siendo Bartolomé estudiante de Derecho en Nápoles, perdió la fe católica en la que había sido educado por su familia, comenzando a asistir a nefastas prácticas de espiritismo. Fue gracias a un amigo como conoció al dominico Alberto Radente, que terminaría convirtiéndose en su amigo, maestro y director espiritual, conduciendo a Bartolomé a la Orden de Santo Domingo, en la cual adoptó el nombre de Fray Rosario, y dedicándose a partir de ese momento a promocionar la práctica del Rosario y a asistir a los más necesitados.
 
Pero ¿qué fue lo que motivó ese cambio en su trayectoria vital? El propio Bartolomé lo relataba de la siguiente forma:
 
"Un día, mi corazón se encontraba invadido por el desánimo, me sentía profundamente triste, casi podría decirse en situación de desesperación. Me puse a caminar sin un destino concreto. A mi alrededor no se veía ni un alma. Entonces me detuve en seco y sentí que me estallaba el corazón. En medio de esa tiniebla interior, me pareció escuchar una voz que me susurraba al oído: "Si buscas la salvación, propaga el Rosario. Es promesa de María. ¡Quién propaga el Rosario, se salva!" Esas palabras fueron como un destello que me iluminó en una noche oscura. Yo era víctima de Satanás, que me tenía atado como a su presa. En ese momento, se dio cuenta de su derrota. Entonces grité: "Si es verdad que tú has prometido a Santo Domingo que quien propaga el Rosario se salva, yo me salvaré, porque no saldré de esta tierra de Pompeya sin haber propagado aquí tu Rosario." No obtuve respuesta, pero sentí que aquel grito de angustia sería escuchado algún día. Entonces, escuché el toque del Angelus del mediodía. Me arrodillé y recité la oración dirigida a María. Cuando me puse en pie, me percaté que una lágrima corría por mi mejilla. Tomé la determinación de promover con todas mis fuerzas la devoción del Rosario."
 
De esta manera, en poco tiempo, Bartolomé Longo comenzó a reunir a la pobre gente de la humilde parroquia de Pompeya, y buscó una imagen de la Virgen del Rosario, que le fue donada por una religiosa. El célebre cuadro representa a la Virgen en el trono con el Niño Jesús. Nuestra Señora aparece ofreciendo el Rosario a Santa Catalina, mientras el Hijo ofrece a Santo Domingo un Rosario de coral rojo como símbolo del sacrificio de Jesús en la Cruz. Desde el instante en que el cuadro fue expuesto en la capilla del pueblo, comenzaron a producirse los milagros, dando lugar a la peregrinación de multitud de fieles, lo cual motivó la construcción del santuario que se conoce hoy en día.
 
Santuario de Nuestra Señora de Pompeya.
 
Tomemos pues ejemplo del Beato Bartolomé, y ante la angustia, las situaciones desesperadas o los ataques del demonio, acudamos a María Santísima, pongámonos en sus bondadosas y misericordiosas manos, y veremos cómo somos asistidos por tan excelsa Señora. Tal como decía el Santo Cura de Ars: "Dirijámonos a Ella con gran confianza, y estemos seguros que, por muy miserables que seamos, Ella nos concederá la gracia de nuestra conversión."
 
Si somos sus fieles devotos y rezamos su Santo Rosario, Ella nos tomará siempre bajo su protección.
 
Y en este día, no olvidemos la célebre frase del Papa San Pío X:
 
 
 
FOTOS: Google

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