miércoles, 15 de marzo de 2017

EL SUEÑO DEL REY CARLOS III

Con motivo de la conmemoración del tercer centenario del nacimiento del rey Carlos III de España, el Palacio Real de Madrid acoge la exposición "Carlos III. Majestad y ornato en los escenarios del rey ilustrado", en la que se muestra un recorrido por la vida cotidiana del monarca y su familia, y en la que se plasma perfectamente la suntuosidad y la funcionalidad de todas las piezas expuestas.
 
Al ser este un blog espiritual, deseo centrarme única y exclusivamente en un grupo de piezas piadosas expuestas en dos de las variadas secciones de la muestra: el dormitorio del rey y su capilla ardiente. Es por ello que he querido titular esta entrada con la expresión "El sueño del rey", haciendo referencia tanto al sueño nocturno a lo largo de su vida como a su sueño eterno. Tanto uno como otro bajo la mirada de las obras piadosas que expongo a continuación y que estoy segura que los lectores apreciarán tanto como yo.
 
 
EL REAL DORMITORIO DE CARLOS III
 
El dormitorio del rey constituye un conjunto decorativo neoclásico, cuyo principal artífice fue el pintor Anton Raphael Mengs, destacando especialmente las obras pictóricas religiosas que ayudaban al monarca en sus devociones matinales y vespertinas.
 
 
 
 
 
"Inmaculada Concepción"
 
 
"Oración en el huerto"
 
"La Flagelación"
 
"Caída de Cristo camino del Calvario"
 
 
En la parte superior, "El Padre Eterno".
Aparece representado Dios Padre en gloria, el Espíritu Santo, flanqueados por dos ángeles.
Bajo el mismo, "Lamentación sobre Cristo muerto"
El cuerpo de Nuestro Señor aparece sostenido por San Juan, con María Magdalena arrodillada a sus pies, y de pie la Virgen María implorando a lo alto. En el suelo, las reliquias de la Pasión (rótulo de la cruz, corona de espinas, clavos, martillo y tenazas). En el ángulo superior izquierdo, aparece el Gólgota iluminado con las tres cruces.
 
"Noli me tangere"
Tema clásico en la pintura religiosa, que muestra a Nuestro Señor resucitado y a María Magdalena.
 
 
CAPILLA ARDIENTE DEL REY CARLOS III
 
Carlos III murió el 14 de diciembre de 1788, siendo instalada su capilla ardiente en el Salón del Trono del Palacio Real de Madrid. Siguiendo la etiqueta de la Casa de Austria, se desmontó la decoración habitual del salón, cubriéndose las paredes con alguna de las tapicerías más emblemáticas de las Colecciones Reales, en concreto, "La conquista de Túnez por Carlos V". La cama mortuoria se situó bajo un dosel y en un estrado ricamente alfombrado. Además se montaron siete altares para decir continuamente Misas por el alma del monarca. Dicha capilla era pública, permitiendo que cualquier persona pudiera entrar para ver a Su Majestad difunto. Con ocasión de la exposición, Patrimonio Nacional ha recreado la instalación de la capilla ardiente en un intento de que los visitantes puedan ser testigos de la suntuosidad con que el monarca fue presentado en su paso a la eternidad.
 


Tanto la cama como el dosel datan de la primera mitad del siglo XVIII, bordados en hilo entorchado de plata, seda lasa, felpilla de seda sobre damasco de seda.
La cama encaja perfectamente bajo el dosel, colocación que sigue fielmente el ceremonial propio de la Casa de Austria.
La cama se conserva habitualmente en el Palacio Real de la Granja de San Ildefonso, mientras que el dosel se encuentra en el Palacio Real de Madrid.
 
Uno de los altares estaría presidido por la imagen de la Inmaculada Concepción, en concreto este bello lienzo de Mariano Salvador Maella.
 
"Inmaculada Concepción" - Mariano Salvador Maella
A lo largo de toda su vida, Carlos III se batió ante la Santa Sede para elevar a dogma el culto de la Inmaculada Concepción. Esta pintura fue un encargo del monarca al pintor valenciano, coincidiendo con el decreto de incorporación de la Junta de la Inmaculada Concepción a la Real Orden de Carlos III. El lienzo presidió el oratorio del monarca en el Palacio Real de Aranjuez.
 
 
 
He querido dejar para el final este "Santísimo Cristo de la Agonía", de marfil sobre madera de caoba - Anónimo italiano (1700) que se conserva en el Real Convento de San Pascual de Aranjuez.
Junto al lienzo anterior, lo más destacado de la Capilla Ardiente es este Cristo que constituye una representación clásica sin señales de martirio, y que llamó especialmente mi atención por estar bella y minuciosamente tallado, destacando la expresividad de su rostro que dirige la mirada hacia el cielo.
 
 
FOTOS: Patrimonio Nacional / Google

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