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martes, 30 de octubre de 2018

CRUCIFIJO DE LA BUENA MUERTE

Existen objetos que poseen un enorme poder evocador y cuando los contemplamos, nos sentimos inmediatamente transportados en el tiempo, conducidos a un determinado lugar, a un determinado momento o al recuerdo imborrable de personas que fueron y son importantes en nuestras vidas.

Esa sensación se manifestó en mí cuando, hace tan sólo unas semanas, contemplé una imagen de un sobrio crucifijo en color negro, guarnecido con bordes dorados a juego con la figura de Nuestro Señor Jesucristo y los demás motivos que lo decoran. Como todo lo que acontece en nuestra vida diaria es absolutamente providencial, la visión de este crucifijo me ha hecho descubrir su origen y su significado, ofreciéndome la oportunidad de compartirlo con mis estimados lectores.

Estos crucifijos comenzaron a fabricarse de forma artesanal en torno al siglo XVI, principalmente en Francia y Alemania, siendo en los inicios crucifijos de mayor tamaño, con objeto de ser utilizados en procesiones. De menor tamaño, eran entregados a los sacerdotes con motivo de su Ordenación, así como a los Religiosos al formular sus votos perpetuos. Solían lucirlos sobre el pecho, formando parte de sus Rosarios o bien colgando de la cintura. Se trata, por tanto, del denominado Crucifijo de Profesión, si bien el modelo que nos ocupa cayó en desuso tras el Concilio Vaticano II, que a través del Decreto "Perfectae Caritatis" instaba a todos los miembros de Órdenes Religiosas a buscar una mayor sencillez y modestia en sus hábitos.

Crucifijo incorporado a un Rosario.
Foto: Atelier de Arte Religioso de Gabriel Cannizzo.
Junto a ese uso, el mismo crucifijo también adquiría un especial protagonismo en la capilla ardiente de un difunto, razón por la cual se conoce también con la denominación de Crucifijo de la Buena Muerte. En estos casos, era colocado sobre el féretro y posteriormente entregado a los familiares del difunto que lo conservaban a modo de recuerdo.
Al contemplarlo se capta su fuerte simbolismo,
 manifestado en diversos motivos que paso a exponer e ilustrar.

El acrónimo INRI (Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos).

La AUREOLA simboliza la santidad de Nuestro Señor Jesucristo.


El CORAZÓN ardiente, atravesado y rodeado por una corona de espinas.
Este motivo aparece siempre colocado en el reverso.
Si bien, en principio, simboliza el Corazón de Jesús atravesado por la lanza,
en ciertos modelos, el corazón aparece atravesado por una espada, 
en clara alusión al Corazón de Nuestra Señora ante la Pasión de Su Divino Hijo.
Fotos: rosaryworkshop.com

El CRÁNEO con dos tibias entrecruzadas.
Es, sin duda, el símbolo más llamativo.
Por un lado, hace referencia al Gólgota (lugar de la calavera) y enclave
en el que Nuestro Señor Jesucristo fue crucificado.
Según la más antigua tradición, en ese lugar habría sido enterrado Adán,
y sobre su tumba tuvo lugar la Crucifixión de Jesucristo.
De acuerdo a esta teoría, el crucifijo mostraría a Jesucristo
alzado en la Cruz sobre el cráneo de Adán.
Según otras explicaciones, el cráneo representa la muerte que Adán trajo con el pecado original,
 y Nuestro Señor aparece sobre ella como símbolo
de Su triunfo sobre la muerte.
También se considera símbolo de la muerte al mundo,
en el caso del Religioso que entrega su vida por completo a Cristo.
Foto: ebay.com
Foto: sistersofcarmel.com
Estos crucifijos se realizan sobre una base metálica, generalmente bronce, en la cual se incrusta de forma manual la porción de madera, casi siempre de ébano, aun cuando también se utilizan otros tipos como roble, palo de rosa, olivo, o incluso otros materiales como el nácar, la cerámica o el cristal. Ya en el siglo XIX surgieron versiones en las que se utilizaba el aluminio, metal que se extrajo por primera vez en 1787 y que entonces era considerado de gran valor, presentando la ventaja de aligerar considerablemente el peso de las piezas. En la actualidad, existe un único taller que se dedica a la fabricación artesanal de estos crucifijos, siguiendo la antigua tradición en su elaboración. Se trata de la Fundición Bancel, situada en la localidad francesa de Saint Julien Molin Molette, a 76 kilómetros de Lyon.
 Fonderie Bancel
42, Avenue de Colombier
42220 Saint-Julien-Molin-Molette
Loire - Saint Etienne - Rhône Alpes
Foto: cfchanteraines.fr
Con el transcurso del tiempo, el diseño de los objetos piadosos ha experimentado una evolución hacia una estética moderna, perdiendo su encanto y el fuerte simbolismo que poseían en el pasado, y restándole parte de su función evangelizadora. Como amante que soy de los objetos piadosos antiguos, siento pena al comprobar que casi nadie recuerda o conserva este tipo de crucifijos, tan evocadores del sacrificio que Nuestro Señor hizo por todos nosotros y de ese destino al que todos estamos abocados: nuestra muerte terrena para realizar el paso a la eternidad.
Cuando contemplé la imagen de este crucifijo, inmediatamente me sentí transportada al recuerdo imborrable de mis abuelos maternos y de su casa en el campo gallego. En la pared de una de sus estancias, colgaba un crucifijo idéntico, que fue colocado sobre el féretro de mi abuelo y, años después, también sobre el de mi abuela en su capilla ardiente, para después continuar presente en el hogar, evocando su recuerdo y moviéndonos a la oración por el descanso eterno de sus almas. Vaya desde aquí mi entrañable recuerdo para ellos y para todos mis antepasados, acompañado de mi oración y del deseo de reencontrarme con ellos, para siempre, en la eternidad.
María Luz
Quiero expresar mi sincero agradecimiento a Gabriel Cannizzo, joven artista, quien ha tenido la gentileza de ofrecerme detalles muy concretos sobre la historia de estos crucifijos. Supone una alegría compartir con él la misma fe y el amor por los objetos piadosos.
Atelier de Arte Religioso de Gabriel Cannizzo, en Córdoba, Argentina.
Realiza ilustraciones y pinturas digitales.
Restauración y creación de imágenes religiosas.
Fabricación de Rosarios.
Contacto: +54 351 738-4438

FUENTES:
Atelier de Arte Religioso de Gabriel Cannizzo
www.rosaryworkshop.com
www.sistersofcarmel.com
www.maristsmessenger.co.nz

miércoles, 14 de septiembre de 2016

EL TRIUNFO DE LA CRUZ


 
¡Oh Cruz, nuestra seguridad, nuestra protección, nuestra única esperanza, nuestra perfección!
 
Eres tan preciosa,
que del cielo un alma vendría jubilosa para sufrir en esta tierra.
Por ti, oh Cruz, se da la bendición,
y por ti Dios nos perdona y redime;
Él quiere que todas las cosas estén marcadas con tu sello,
si no lo encuentra en ellas,
nada le parece hermoso.
 
Cuando eres colocada en algún sitio,
lo profano se vuelve santo y las manchas desaparecen,
pues Dios de ellas se adueña.
Él quiere, oh Cruz, que te llevemos en la frente y en el corazón,
antes que cualquier obra,
para que lleguemos a ser vencedores.
 
(San Luis María Grignion de Montfort)
 
FOTO: María Luz

viernes, 25 de marzo de 2016

LA CRUZ DE JESÚS

 
 
LA CRUZ DE JESÚS, SIGNO DE AMOR
LA CRUZ DE JESÚS, VICTORIA DE DIOS
 
 
 
 
Las cruces en caminos, las cruces en las casas,
cruz marcada en el pan, cruz trazada en la frente.
 
Las cruces de los oprimidos, las cruces de los presos,
cruz que duele en el cuerpo, cruz que pesa por dentro.
 
Las cruces de enfermos, la cruz de los hambrientos,
cruz de los qué más sufren odio, guerra y violencia.
 
Las cruces que ayudan, las cruces solidarias,
los que entregan su vida y aman a los demás.
 
Las cruces del silencio, la cruz de los que callan,
cruces del sin sentido, cruces de la soledad.
 
La cruz de Jesucristo, abriendo en par los brazos,
lleva todas las cruces, salva a la Humanidad.