martes, 30 de abril de 2019

Culto a la Divina Misericordia en Madrid

El sábado 27 de abril quedó inaugurado el culto a la Divina Misericordia en el centro de Madrid. Al medio día, el cardenal arzobispo de Madrid Don Carlos Osoro hizo su entrada en la madrileña iglesia de San Sebastián, situada en la calle Atocha 39, en medio de una cálida acogida por parte de todos los fieles presentes, que nos habíamos congregado para participar en la ceremonia de solemne bendición y entronización de la imagen de la Divina Misericordia.


El lienzo es una reproducción fiel del original pintado por Eugenio Kazimirowski, siguiendo las instrucciones dadas por Santa Faustina Kowalska, y que se venera en el santuario de la Divina Misericordia en Vilna (Lituania). La fiel reproducción que desde ahora tenemos en Madrid se debe al talento del Rvdo. Don Ricardo García González, vicario parroquial de San Sebastián, que junto al párroco Rvdo. Don Pedro Pablo Colino y otros sacerdotes concelebraron la Santa Misa presidida por Don Carlos Osoro. Al talento artístico de Don Ricardo se debe también el conocido cuadro de Santa Maravillas de Jesús que es venerado junto a la reliquia de la santa en tan conocido templo de Madrid, así como el mural del martirio de San Sebastián que se encuentra en el atrio.

Testimonio de Sor Mijaela Kas

Nuestra Señora de la Misericordia

Tras la homilía de Don Carlos Osoro, en la que expuso una reflexión sobre la Misericordia de Nuestro Señor y que todos estamos llamados a propagar, la celebración tuvo unos momentos muy intensos en la escucha del testimonio ofrecido por Sor Mijaela Kas, Superiora de la Congregación de las Hermanas de Jesús Misericordioso en Vilna (Lituania). Haciéndonos partícipes de su gran experiencia atendiendo a enfermos terminales de cáncer, compartió con nosotros un hecho lleno de significado, pues la imagen de Jesús que se venera en Vilna se encuentra situada junto a la Virgen de la Misericordia, de la misma manera que el lienzo bendecido en la solemne celebración del sábado se halla a partir de ahora junto a la capilla de Nuestra Señora de la Misericordia. Celebrándose en el mismo día el quinto aniversario de la canonización de San Juan Pablo II, Pontífice que canonizó a Santa Faustina y estableció el segundo domingo de Pascua como "Domingo de la Misericordia Divina", Sor Mijaela nos invitó a contemplar el lienzo para descubrir el plan que Dios tiene para nosotros y a llevar una vida misericordiosa, siendo nosotros un fiel reflejo de Nuestro Señor dondequiera que vivamos. Sólo a través de la misericordia, el mundo encontrará paz y el hombre hallará la felicidad. Pidamos a Jesús Misericordioso que nos ayude a ser Su imagen en esta vida terrenal y, dentro de nuestra debilidad, depositemos nuestra confianza en su Divina Misericordia.

Esto fue precisamente lo que todos nos dispusimos a hacer tras escuchar su testimonio, momento en el cual Don Carlos Osoro procedió a la bendición y entronización del lienzo, y todos al unísono rezamos la coronilla invocando la Misericordia del Señor. 

¡Jesús, en Vos confío! 

De ahora en adelante, se podrá rezar ante la imagen, todos los días de 9:30 a 13:00 horas y de 18:00 a 20:30. Los viernes se dará especial culto a la Divina Misericordia con la exposición del Santísimo desde las 12:30 a 14:45 horas, momento en que se cantará la hora nona y se rezará la coronilla de la Divina Misericordia a las 15:00 horas.

Fotos: María Luz Gómez


martes, 23 de abril de 2019

¡Resurgid de las cenizas!

Un año más hemos vivido la Semana Santa acompañando a Nuestro Señor Jesucristo en su dolorosa Pasión y a Nuestra Señora en su dolor por su Divino Hijo muerto por nuestros pecados. Un dolor que, en cierto modo, vimos reflejado simbólicamente al contemplar las llamas que asolaron la Catedral de Notre-Dame de París en la tarde del Lunes Santo. A medida que transcurrían los minutos, podíamos contemplar con horror como más de ochocientos años de Historia y de fe ardían ante nuestros ojos.

 

 
 



Siempre que visito una Catedral vienen a mi mente las personas que participaron en su construcción sin buscar ningún tipo de notoriedad, cuyos nombres desconocemos, pero que trabajaron ofreciendo lo mejor de sí mismos para dar gloria a Dios a través de su esfuerzo y crearon esos maravillosos prodigios en piedra, demostrando aquello que el hombre es capaz de hacer cuando el Todopoderoso es el centro de su vida y guía sus acciones.

Dos tercios de la cubierta del edificio se desmoronaron, y a todos se nos partió el corazón cuando vimos derruirse la gran aguja central bajo las llamas. Ciertamente, no es la primera vez que la Catedral es testigo del horror. A lo largo de los siglos, Notre-Dame de París ha sido testigo de alegrías y tristezas de la nación francesa, de triunfos y desastres. Contempló el terror de que es capaz el hombre cuando se aleja de Dios. Fue testigo de la Revolución Francesa (1789-1799) y de la sangre derramada por las calles de la capital. Sobrevivió a la Comuna (1871), que desembocó en una semana sangrienta que dio como resultado miles de muertos y cientos de monumentos e iglesias destruidas. Todos estos procesos revolucionarios fueron protagonizados por una sociedad que, renegando de Dios, buscaba una falsa libertad. Pero aun así, llegando al siglo XXI, la Catedral de París ha resistido en pie, incluso en medio de esta época dominada por el relativismo y la indiferencia ante la barbarie asumida con normalidad y manifestada en un sinfín de barbaridades como el aborto, la eutanasia, el ataque a la familia... todo ello resultado de una profundísima crisis de valores de la sociedad occidental. Esta Catedral de Notre-Dame ardiendo en la tarde del Lunes Santo representa un grito contra tanto horror. Lo que ardió en esa tarde fue mucho más que un simple monumento o símbolo cultural como lo han calificado los medios de comunicación; se trata de un verdadero símbolo de la Cristiandad occidental, casa de Dios y templo bajo la titularidad de Nuestra Señora. ¿Cómo no sucumbir y no gritar ante una sociedad que vive anclada en lo terrenal, da la espalda a Dios y se muestra despreocupada de su propia salvación?


Resulta difícil creer en la teoría del incendio fortuito si se tienen en cuenta los numerosos ataques y profanaciones sufridos por cientos de iglesias francesas en los últimos meses. Pero más allá de cuál haya sido la verdadera causa del incendio, destacan hechos esperanzadores en medio de un paisaje tan desolador. Debemos brindar nuestro reconocimiento al trabajo heroico de los bomberos de la capital francesa que dieron lo mejor de sí para salvar su Catedral, y entre ellos, su capellán, el Padre Jean Marc Fournier que arriesgó su vida para salvar al Santísimo de entre las llamas. Emocionante resulta contemplar una imagen de la Santísima Virgen recuperada entre los escombros o saber que las significativas reliquias del Tesoro de la Catedral se encuentran a salvo, entre ellas, la Corona de espinas de Nuestro Señor Jesucristo, un fragmento de la Santa Cruz y uno de los clavos que perforó la carne de Nuestro Redentor. Es esperanzador ver a cientos de fieles congregados en los alrededores del templo, que contemplando las llamas, entonaban himnos y rezos a Nuestra Señora. Ciertamente, de entre las tinieblas, siempre surge una luz.



Y cuando finalmente las llamas fueron sofocadas y el humo fue extinguiéndose, pudimos ver imágenes llenas de esperanza. El altar y la gran cruz permanecen en pie, cubiertos de ceniza, pero intactos. A los pies de la Cruz, la imagen de la Piedad se ha salvado, en ella vemos a María llorando a Su Hijo pero firme en su dolor. Como también aparece intacta la imagen de Nuestra Señora de París en lo alto de su pilar. ¡Resulta maravilloso!  Nuestra Señora en pie, por encima de la desolación, parece decirnos: No tengáis miedo, el infierno no prevalecerá y, al fin, mi Inmaculado Corazón triunfará. 

Después del dolor de la Pasión de Nuestro Señor, llega la Resurrección. Sí, ¡es tiempo de resurgir de las cenizas y de la desolación! Ha ardido una Catedral pero sus daños no son irreparables. Estamos a tiempo de reaccionar recordando las palabras que el Cardenal Sarah pronunció en la Catedral de Chartres con ocasión de la Peregrinación anual de Pentecostés en 2018 y que bien pueden aplicarse a la catedral de París o a cualquier otra de las grandes catedrales europeas:
"Queridos peregrinos de Francia, ¡miren esta catedral! ¡Sus antepasados la construyeron para proclamar su fe! Todo, en su arquitectura, su escultura, sus vidrieras, proclama la alegría de ser salvo y amado por Dios. Sus antepasados no fueron perfectos, no carecieron de pecados, ¡pero querían dejar la luz de la fe iluminar su oscuridad! Hoy, tú también, Pueblo de Francia, ¡despierta, elige la luz, renuncia a la oscuridad!"
Francia, Europa entera, no sucumbáis ante el mal. Tened presente el espíritu de aquellos que dedicaron su vida a levantar vuestros magníficos templos. ¡Resurgid de las cenizas! ¡Resurgid de la ruina moral en que vivís! Pidamos a Nuestra Señora que conserve en nuestras almas el amor por Jesucristo y su Iglesia. Madre nuestra, convertidnos para que recuperemos la fe y las virtudes de nuestros ancestros, dando gloria a Dios con nuestras vidas.


 ¡Feliz Pascua de Resurrección!


Procesión del Cristo de Becerra en las Descalzas Reales

Por segunda vez, he tenido la fortuna de vivir un Viernes Santo en el madrileño monasterio de las Descalzas Reales, acompañando a los Heraldos del Evangelio y siendo testigo de la tradicional procesión del Cristo de Becerra que recorre el claustro bajo del monasterio. Los lectores de mi blog saben que la primera vez que la presencié, dos años atrás, la experiencia dejó honda huella en mi alma y así lo plasmé en mi artículo de entonces.

En esta ocasión, para quienes no conozcan todavía esta solemne procesión, les cuento más detalles de la misma en este nuevo artículo, con el deseo de que ello les anime a asistir el próximo año.



 


Fotos: María Luz Gómez

domingo, 21 de abril de 2019

Acto de desagravio al Sagrado Corazón de Jesús para el mes de abril y tiempo pascual

 ¡Oh Religión santa, qué consoladores misterios nos presentas en estos días!

Tú que me enseñas que, si logro salvarme, vendrá tiempo en que, volviéndose a unir mi alma con este mismo cuerpo mío, no ya corruptible y asqueroso como es ahora, sino incorruptible y bellísimo, resucitaré a mejor vida, y veré con estos mismos ojos a mi Redentor, a mi Amado Jesús resucitado, que riena ya triunfante en los cielos. Tú me dices que veré sus amorosas llagas, y aquel Corazón y rostro amabilísimos que llenan los cielos de júbilo, y se me encubren ahora debajo de las especies de pan y vino. ¡Oh, cuándo vendrá el dichoso día, en que podré recibir en mi pecho las llamaradas de aquel incendio sagrado! ¡Cuándo será que, uniéndose corazón con Corazón, se encienda en el mío un fuego tan dulce y vehemente, que lo deje embriagado y como derretido de puro gozo! ¡Oh, llegue cuanto antes tan venturoso día!...¡Ay de mí, que yo lo retardo con mis infidelidades, y puedo aún por mi culpa perder tan inefable felicidad! Esto es, Jesús mío, lo que en medio de mis esperanzas me llena de amargura y desconsuelo.

Por tanto, acordaos de mí en la presencia de vuestro Padre celestial: mostradle ese dulcísimo Corazón, que obró la eterna salud de mi alma. Esconde en él este mezquino corazón mío, que amasteis desde toda la eternida, y a quien tanto amáis aún, a pesar de mi indignidad e ingratitud. Esto solo bastará para que cesen mis angustias y se apacigüen mis temores. Avivad mi fe y alentad mi esperanza, haciendo que viva yo enteramente desasido de todas las cosas de este mundo.

Concededme que, así como vuestra Madre Santísima, después de vuestra Ascensión, ardía en deseos de contemplaros, y de sumirse y abismarse en el piélago de dulzuras de vuestro Corazón adorable, así yo, a ejemplo suyo, desee únicamente vivir para Vos solo, y unir a vuestro Corazón amorosísimo este mi corazón tan frío y tan ingrato a vuestras finezas y ternuras. Amén.


"Áncora de Salvación"
por el R.P. José Mach
Edición de 1954