viernes, 27 de mayo de 2016

AVISO A NAVEGANTES


A todos los que no tienen la fortuna de conocer el amor de Dios, a todos los que se sienten molestos ante los que depositamos toda nuestra confianza en la Santísima Virgen y Nuestro Señor Jesucristo, a todos los que no pueden comprendernos ni pueden soportar que vivamos conforme a nuestros principios católicos, y los llevemos adelante, con nuestros fallos como humanos que somos, con nuestras caídas, tras las cuales nos levantamos y seguimos adelante....A todos ellos, vaya dedicado este escrito de hoy, en el que me limitaré a citar unos fragmentos de la Segunda Carta de San Pablo a los Corintios (2 Cor 4,5):
 
" Hemos renunciado a la clandestinidad vergonzante, no actuando con intrigas ni falseando la palabra de Dios; sino que, manifestando la verdad, nos recomendamos a la conciencia de todo el mundo delante de Dios. Y si nuestro Evangelio está velado, lo está entre los que se pierden, los incrédulos, cuyas mentes ha obcecado el dios de este mundo para que no vean el resplandor del Evangelio de la gloria de Cristo, que es imagen de Dios. Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como siervos vuestros por Jesús. Pues el Dios que dijo: Brille la luz del seño de las tinieblas ha brillado en nuestros corazones, para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios reflejada en el rostro de Cristo.
 
Pero llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros. Atribulados en todo, mas no aplastados; apurados, mas no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, mas no aniquilados, llevando siempre y en todas partes en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.
 
Pues, mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De este modo, la muerte actúa en nosotros, y la vida en vosotros.
 
Pero teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: Creí, por eso hablé, también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también nos resucitará a nosotros con Jesús y nos presentará con vosotros ante él. Pues todo esto es para vuestro bien, a fin de que cuantos más reciban la gracia, mayor sea el agradecimiento, para gloria de Dios.
 
Por eso, no nos acobardamos, sino que, aun cuando nuestro hombre exterior se vaya desmoronando, nuestro hombre interior se va renovando día a día. Pues la leve tribulación presente nos proporciona una inmensa e incalculable carga de gloria, ya que no nos fijamos en lo que se ve, sino en lo que no se ve; en efecto, lo que se ve es transitorio; lo que no se ve es eterno.
 
Porque sabemos que si se destruye esta nuestra morada terrena, tenemos un sólido edificio que viene de Dios, una morada que no ha sido construida por manos humanas, es eterna y está en los cielos. Y, de hecho, en esta situación suspiramos anhelando ser revestidos de la morada que viene del cielo, si es que nos encuentran vestidos y no desnudos. Pues los que vivimos en esta tienda suspiramos abrumados por cuanto no queremos ser desvestidos sino sobrevestidos para que lo mortal sea absorbido por la vida; y el que nos ha preparado para esto es Dios, el cual nos ha dado como garantía el Espíritu.
 
Así pues, siempre llenos de buen ánimo y sabiendo que, mientras habitamos en el cuerpo, estamos desterrados lejos del Señor, caminamos en fe y no en visión. Pero estamos de buen ánimo y preferimos ser desterrados del cuerpo y vivir junto al Señor. Por lo cual, en destierro o en patria, nos esforzamos en agradarlo. Porque todos tenemos que comparecer  ante el tribunal de Cristo para recibir cada cual por lo que haya hecho mientras tenía este cuerpo, sea el bien o el mal.
 
...Si alguno está en Cristo es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo."
 
 
La belleza está en la virtud...Y muchos, hoy en día, odian la virtud, y quieren conducirnos al infierno.
 
Los consagrados a Jesús por medio de María seremos atacados inmisericordemente por el demonio, pero no nos asusta, porque estando en manos de Nuestra Señora, nos sentimos revestidos de una coraza a prueba de bomba.
 
 
 
"Juana de Arco orando"
 
 
 

viernes, 20 de mayo de 2016

LOURDES, TE EXTRAÑO

Hoy te extraño Lourdes, te echo tanto de menos, daría lo que fuera por estar allí.
 
Echo de menos pasear por tus calles, contemplar tus casas, recorrer tus tiendas, visitar tus museos, hablar con la gente, sentir la brisa fresca de la mañana, caminar hacia la Gruta Santa.
 
Echo de menos la sencillez de los gestos:
beber agua del manantial, encender una vela, acariciar la gruta, gestos que parecen poca cosa pero que pueden significarlo todo.
 
Esos gestos en los que dejamos el rastro de nuestras penas, nuestros sueños, nuestras esperanzas.
 
Echo de menos sentir la sensación de la primera vez que llegué allí, y que vuelvo a sentir en cada regreso.
 
Un lugar perfecto en el que cada quien encuentra su lugar, independientemente de su origen y cultura.
 
Echo de menos contemplar el castillo que domina todo el valle y sentirme allí, compartiendo un rezo bajo el manto de Nuestra Señora, que nos protege a todos los que allí encontramos nuestro lugar soñado.
 
 
Foto: María Luz
 
 
 
Música: Abyssinia / S. Everitt (Universal Music)
 
 
 
 

martes, 17 de mayo de 2016

ORACIÓN DE SAN BERNARDO

 
 
 
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!,
que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección,
implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro haya sido abandonado de Vos.
 
Animada por esta confianza, a Vos también acudo,
¡oh Madre, Virgen de las vírgenes!,
y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados,
me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana.
 
No desechéis, ¡oh madre de Dios!, mis humildes súplicas.
Antes bien, inclinad a ellas vuestros oídos y dignaos atenderlas favorablemente.
 
Amén.
 
 
 

domingo, 15 de mayo de 2016

LA VERDADERA DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN: CONSAGRACIÓN A JESÚS POR MARÍA

Entre todas las lecturas piadosas que han ocupado parte de mi tiempo en los últimos meses, una de ellas constituye un verdadero tesoro espiritual, el "Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen" escrito por San Luis María Grignion de Montfort, santo francés que vivió a caballo entre los siglos XVII y XVIII.

Foto: María Luz

Una vez más, es un Santo de mi país natal el que me ha conquistado con sus enseñanzas. Este adalid de la devoción mariana, nació en la Bretaña y se convirtió en evangelizador en su tierra francesa, lo cual le llevó a sufrir rechazos, prejuicios y calumnias, debido a la mentalidad jansenista que imperaba en bastantes comunidades. De sus obras escritas, el Tratado constituye su obra maestra y fue publicado por primera vez en 1843, tras llevar 130 años oculto, tal como el propio autor había profetizado.

San Luis María Grignion de Montfort.
  
El Tratado es un texto profundo, escrito por inspiración celestial, y a través de sus páginas expone el verdadero camino que debe seguir todo cristiano que quiera llegar a Jesucristo, serle fiel y convertirse en un auténtico predestinado. Ese camino está constituido por María, a la cual debemos imitar fielmente. Como San Luis María explica, "todo se resume en obrar siempre por María, con María, en María y para María." María está unida a Cristo, de tal manera que siendo verdaderos devotos de la Santísima Virgen, lograremos el medio más fácil y seguro para llegar a Jesús.
 
Explicando magistralmente las diferencias entre la verdadera devoción y las  falsas devociones, y haciendo un retrato psicológico de los falsos devotos, junto a pasajes realmente proféticos que nos muestran a  San Luis María como todo un visionario, el autor identifica la consagración a María con la consagración a Jesucristo, y describe la esclavitud a ambos como una verdadera renovación de las promesas bautismales.  Esa esclavitud, que es una esclavitud de amor,  consiste en "consagrarse a Jesucristo por manos de María."
 
El mismo San Juan Pablo II afirmó: "La lectura del Tratado dio a mi vida un giro decisivo...Mientras anteriormente yo había procurado mantenerme a distancia por temor a que la devoción mariana oscureciera mi visión de Cristo, comprendí durante su lectura que sucede todo lo contrario. Nuestra relación íntima con la Madre de Dios surge naturalmente a partir de nuestra relación con el misterio de Cristo."
 
Esto nos lleva a la conclusión ya apuntada, que las fórmulas "a Jesús por María" y "a María por Jesús" son mutuamente complementarias en la vida cristiana.
 
Me resulta casi imposible recoger todas las ideas expuestas por San Luis María, pero sí me gustaría plasmar algunas de las más importantes para que, quienes no hayan leído el Tratado, puedan hacerse una mejor idea del mismo:
 
- El mundo era indigno de recibir al Hijo de Dios directamente de las manos del Padre por eso se lo ha dado a María para que el mundo lo recibiese por Ella. Dios Todopoderoso podría habernos entregado a su Hijo sin necesidad de nada más que Su voluntad, sin embargo, quiso que fuese a través de una virgen de Nazareth, llamada María.
 
-Por María comenzó la salvación del mundo y por María debe consumarse.  Por María se produjo el primer advenimiento de Jesús al mundo y por María se producirá la segunda venida, aunque no del mismo modo. La primera venida fue oculta y secreta. La segunda será gloriosa y resplandeciente, pero las dos serán perfectas porque las dos quedarán realizadas por María. Si María es el medio por el cual Cristo vino al mundo, Ella debe ser el medio que empleemos para llegar a Él.
 
-Todas las verdaderas criaturas de Dios y predestinados tienen a Dios por Padre y a María por Madre; y quien no tenga a María por Madre, no tiene por Padre a Dios. Por eso, tanto los réprobos como los herejes, los cismáticos, que odian o miran con indiferencia a la Santísima Virgen, no tienen a Dios como Padre por más que lo manifiesten. La devoción a la Santísima Virgen es necesaria para la salvación. Si Jesucristo nació en María, siendo Él el Jefe de todos los hombres, los predestinados (auténticas criaturas de Dios, miembros del cuerpo místico de Jesucristo) deben también nacer de Ella, pues la cabeza y los miembros nacen siempre de una misma madre. Lo contrario constituiría algo monstruoso.
   
-Jesucristo es el fin último de nuestras devociones, pues Él es el comienzo y el fin de todas las cosas. María no es como las demás criaturas, que si nos unimos a ellas podrían separarnos de Dios. Todo lo contrario, la inclinación más fuerte de María es unirnos a su Hijo, y la inclinación más fuerte de Jesús es que lleguemos a Él a través de su Madre.
 
-Para alcanzar la perfección, la cual se adquiere uniéndonos a Jesucristo, es necesario vaciarnos de todo lo malo que hay en nosotros. Si no morimos a nosotros mismos, no produciremos fruto y nuestras devociones serán inútiles. Por ello, de entre todas las devociones a la Santísima Virgen, debemos escoger la que más nos lleve a esa muerte propia.
 
-Para llegar a Dios, debemos subir tres grados (María, Jesús y el Padre Eterno): el primero es María , nuestra mediadora de intercesión, que nos llevará a Jesús. El segundo es Jesús, nuestro mediador de redención, que nos conduce al Padre Eterno.
 
-La verdadera devoción a la Santísima Virgen es interior (parte del corazón), es tierna (llena de confianza en María), es santa (conduce a evitar el pecado y a imitar las virtudes de María), es constante (nos afirma en el bien, en la oposición al mundo, en evitar las tentaciones y en no abandonar las prácticas de devoción) y es desinteresada ( no se ama a María por interés o por lucro, sino porque María merece ser servida.)
 
-La perfecta consagración a Jesús por María implica entregarse por COMPLETO a la Santísima Virgen para ser de Jesucristo. A través de dicha consagración le entregamos todo nuestro cuerpo, nuestra alma, nuestros bienes exteriores y nuestros bienes interiores y espirituales. Entregándole todo lo que somos y poseemos, depositamos toda nuestra confianza en Ella para que nos los conserve, aumente y embellezca. Consagrándonos a María, Ella también se consagrará a nosotros. De esta forma, nos damos a Jesucristo de la manera más perfecta.
 
-A través de esta devoción se ejerce la caridad en alto grado. Si entregamos a María todo lo que poseemos y lo que adquiramos hasta el momento de nuestra muerte, todo ello se podrá emplear, según la voluntad de la Virgen María, en la conversión de los pecadores o en librar almas del Purgatorio, lo cual es un gran acto de caridad con el prójimo y un bien infinito, pues supone dar a un alma la posesión de Dios.
 
-Cristo se dio por entero a nosotros, dando incluso su vida para redimirnos. Ante tal generosidad, justo es que nosotros le correspondamos. Haciéndolo así, Él será más generoso aún para nosotros durante nuestra vida, en nuestra muerte y por toda la eternidad.
 
-La humildad es la virtud que Dios ama por encima de todas. La devoción que San Luis María nos transmite, nos enseña a ser humildes y a acercarnos a Nuestro Señor, no por nosotros mismos, sino valiéndonos siempre de la intercesión de la Santísima Virgen.

-María es el mayor enemigo que tiene Satán. Los esclavos del demonio, es decir, los amigos del mundo, persiguen y perseguirán siempre a los que pertenezcan a María, pero la Santísima Virgen siempre alcanzará la victoria. Lo que Lucifer perdió por el orgullo, María lo ha ganado con su humildad. Lo que Eva perdió por desobediencia, María lo ha salvado por la obediencia. Consagrarse a la Santísima Virgen es  la manera más segura de no caer víctima del demonio, pues constituye un acto de humildad.

-El poder de María sobre todos los demonios resplandecerá particularmente en los últimos tiempos en que Satanás pondrá asechanzas a los esclavos de María. Es indiferente lo  pequeños y pobres que éstos sean, porque serán ricos en gracias y estarán perfectamente asistidos, y en unión con María, aplastarán la cabeza de la serpiente infernal y harán que Jesucristo triunfe.
 
-San Luis María no nos engaña, no nos promete un camino de rosas, sino que explica con gran claridad, que los fieles esclavos de María son sus favoritos y como tales, reciben de  Ella las mayores gracias, que son las cruces. Pero al mismo tiempo, serán capaces de soportar esas cruces con mayor facilidad, asistidos en todo momento por la Santísima Virgen.
 
-Sometámonos a María, de la misma forma que lo hizo Jesús durante la mayor parte de su vida. No olvidemos que 30 años los pasó sometido a su Madre, obedeciéndola en todo, dando así mayor gloria a su Padre, con un claro predominio de la contemplación sobre la acción.
 
-Consagrándonos a María, entregándole todo lo que somos y poseemos, incluidos nuestros méritos y satisfacciones, Ella nos hace dignos, alcanzándonos la bendición del Padre Celestial, de la misma manera que Rebeca consiguió la bendición de Isaac para su hijo Jacob. Es maravillosa la manera en que San Luis María explica el paralelismo entre la historia de Rebeca, Jacob y Esaú con el comportamiento de los justos, los réprobos y la forma en que María honra a todos aquellos que se someten a Ella. Obedeciendo en todo a la Santísima Virgen, Ella nos conseguirá todas las gracias y bendiciones de nuestro Padre Celestial.

-A través de la Consagración a María,  el Espíritu Santo nos iluminará para conocer todo lo malo que hay en nosotros y nuestra incapacidad para todo bien. Creceremos en humildad, en fe y en confianza en Dios y la Virgen. La Santísima Virgen nos otorgará parte de su fe, sus virtudes, una gran confianza en Dios y en Ella misma.

Si bien el aspecto interior de esta devoción es el más importante, hay una serie de prácticas exteriores recomendables, que ayudan a  la práctica interior. Tanto unas como otras nos prepararán y conducirán a nuestra Consagración a Jesús por María. Antes de llegar a ese momento, realizaremos la siguiente preparación:
 
  • Emplear doce días en vaciarse del espíritu del mundo, que es contrario a Jesucristo.
  • Una primera semana en la que se dedicarán todas las oraciones y actos de piedad al conocimiento de uno mismo y el arrepentimiento de los pecados, meditando sobre nuestro mal fondo.
  • La segunda semana irá dirigida a conocer a la Santísima Virgen, dedicándonos a conocer e imitar sus virtudes, pues Ella es el molde que debe formarnos.
  • La tercera semana, dedicada al conocimiento de Jesucristo, meditando sobre Él, soportando las pruebas y perdonando las ofensas, dando gracias por todo lo que el Señor nos ha concedido, y resueltos a formular nuestra consagración.

Finalizadas esas semanas preparatorias, procederemos a la Confesión y tomaremos la Comunión con intención de entregarnos a Jesucristo como esclavos de amor, por medio de María, recitando por último la fórmula de Consagración. De esta forma, quedaremos ligados a Jesús y María, renunciando a la esclavitud del mundo, del pecado y del demonio.

Foto: María Luz
"Es glorioso y útil a los esclavos de Jesús en María, que lleven como señal de su esclavitud de amor, cadenillas de hierro bendecidas con una bendición propia.  De esta forma, recordaremos nuestras promesas bautismales y  la renovación de las mismas por esta devoción. Estas cadenillas nos recordarán las cadenas del pecado y de la esclavitud del demonio, de las cuales hemos sido librados por el Santo Bautismo, y la dependencia prometida a Jesús en el Bautismo así como la renovación de sus votos. Esta cadenilla mostrará que no nos avergonzamos de la esclavitud y servidumbre de Jesucristo, y que renunciamos a la esclavitud del mundo, del pecado y del demonio."

Es así como, a través de varios meses de enseñanzas recibidas de manos de los Heraldos del Evangelio, y de preparación interior, he llegado a este momento de mi Consagración, siendo consciente de la importancia de la misma, depositando mi vida  en manos de María, sabiendo que, de este modo, estaré en las mejores condiciones de alcanzar la salvación eterna de mi alma. Cierto es que, en adelante, las batallas que tendré que librar serán mayores, pero nadie es tentado por encima de sus fuerzas, por eso, cuando notemos la tentación, invoquemos a María con toda confianza, sin desfallecer, pues esta lucha nos conducirá al Cielo.

Todo el proceso de preparación ha estado lleno de momentos muy especiales, como las festividades de Nuestra Señora del Buen Consejo, San Luis María Grignion de Montfort, para concluir en el gran día de la consagración celebrada el viernes 13 de mayo, solemnidad de Nuestra Señora de Fátima, y a dos días de la fiesta de Pentecostés. Claramente la Divina Providencia nos ha conducido a formular nuestra consagración en esa fecha tan significativa.

¡Qué difícil expresar el cúmulo de sensaciones y sentimientos vividos durante la bella ceremonia de consagración! La capilla más hermosa de la casa más santa, especial y querida por mí, ha sido el marco de este momento inolvidable de mi vida, en que me he convertido en Esclava de Jesucristo y de la Santísima Virgen. La Santa Misa presidida por el Rvdo. D. José Francisco y concelebrada por el Rvdo. D. Pedro Paulo, quedará impresa en mi memoria para siempre. Destacar las bellas palabras pronunciadas por D. Pedro Paulo, que tanto me recordaron a su explicación sobre la verdadera devoción a la Virgen ofrecida por él en una de las reuniones previas, y el momento en que todos, arrodillados, recitamos la fórmula de consagración.

La bellísima imagen del Inmaculado Corazón de María.
Foto: María Luz
 
Ceremonia de consagración.
Foto: Don Eric Fco. Salas
 
Momento de la firma de la consagración.
Foto cedida amablemente por mi compañera Chelo.
 
Fórmula de Consagración y obsequios que me recordarán siempre esta fecha tan significativa.
Foto: María Luz

Y por si ese momento no hubiera sido suficiente, la jornada se vio coronada por la bellísima ceremonia celebrada en la Catedral de la Almudena, para conmemorar el 99 aniversario de la primera aparición de Nuestra Señora de Fátima. Desde la procesión de entrada en la Catedral, momento en el cual vi por primera vez el magnífico lanzamiento del estandarte de los Heraldos, hasta el final de la Santa Misa, en la que todos concluimos recitando la Consagración a la Virgen María de San Simón de Rojas,  todo fue  una demostración del saber hacer y de la perfección con que los Heraldos del Evangelio realzan todas sus celebraciones. Todas las emociones de ese inolvidable día hicieron brotar lágrimas de mis ojos en esos momentos, pero la Santísima Virgen acudió en mi ayuda y pude reabsorberlas a tiempo para que no empañaran mi visión ante tanta belleza y perfección.





 





Imágenes de la celebración del 99 aniversario de la primera aparición de Nuestra Señora de Fátima, en la Catedral de la Almudena.
Fotos: María Luz
       
No vacilemos y consagrémonos a Jesús por medio de María, pues tal como expresó San Bernardo: "Si María os sostiene, no caeréis; si María os protege, no temáis; si María os conduce, no os fatigaréis; si María os es favorable, llegaréis hasta el puerto de salvación."

"Cuando alabamos a María, la amamos, la honramos y nos damos a Ella, alabamos a Dios, honramos a Dios, amamos a Dios, nos damos a Dios por María y en María."

"A Jesús por María"
Basílica del Rosario (Lourdes)
Tomé esta fotografía en mi primera visita a Lourdes, no imaginaba entonces que llegaría a tener tanto significado para mí.
Foto: María Luz
  
Esta hermosa fotografía de Nuestra Señora, obsequio de consagración, me acompaña desde el pasado viernes. A Ella es a quien contemplo cada mañana al despertar, y ante Ella renuevo cada día mi consagración.
Foto: María Luz
 
Os escojo hoy, ¡oh Maria!, en presencia de toda la corte celestial, por mi Madre y Señora. Os entrego y consagro, en calidad de esclava, mi cuerpo y mi alma, mis bienes interiores y exteriores y aun el valor de mis buenas acciones pasadas, presentes y futuras, dejándoos entero y pleno derecho para que dispongáis de mí y de todo lo que me pertenece, sin reserva, según vuestro amable beneplácito, a mayor gloria de Dios, en el tiempo y en la eternidad.

¡Oh Madre admirable!, presentadme a vuestro querido Hijo, en calidad de esclava eterna, a fin de que, pues me rescató por Vos, me reciba también por Vos.

¡Oh Madre de misericordia!, concededme la gracia de alcanzar la verdadera Sabiduría de Dios y de colocarme, por tanto, entre los que Vos amáis, enseñáis, conducís, alimentáis y protegéis como a vuestros hijos y esclavos.

¡Oh Virgen fiel!, hacedme en todas las cosas tan perfecta discípula, imitadora y esclava de la Sabiduría encarnada, Jesucristo, vuestro Hijo, que llegue, por vuestra intercesión y a ejemplo vuestro, a la plenitud de su edad sobre la tierra y de su gloria en los cielos.


CUANDO SE ENCUENTRA EL TESORO ESCONDIDO, Y SE DESCUBRE EL SECRETO DE MARIA, YA NO SE NECESITA NADA MÁS.


15 de Mayo de 2016, Solemnidad de Pentecostés.
María Luz Gómez
   

miércoles, 11 de mayo de 2016

ORACION DE SAN LUIS MARIA GRIGNION DE MONTFORT A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO



Foto: Luz Lafitte
 
Dejadme, amabilísimo Jesús mío, que me dirija a Vos, para atestiguaros mi reconocimiento por la merced que me habéis hecho dándome a vuestra Santísima Madre por la devoción de la esclavitud, para que sea Ella mi abogada delante de vuestra Majestad, y en mi grandísima miseria, mi universal suplemento.
 
¡Ay Señor!, tan miserable soy, que sin esta buena Madre, infaliblemente me hubiera perdido. Sí, que a mí me hace falta María, delante de Vos y en todas partes; me hace falta para calmar vuestra justa cólera, pues tanto os he ofendido y todos los días os ofendo; me hace falta para detener los eternos y merecidos castigos con que vuestra justicia me amenaza; para pediros, para acercarme a Vos y para daros gusto; me hace falta para salvar mi alma y la de otros; me hace falta, en una palabra, para hacer siempre vuestra voluntad, y procurar en todo vuestra mayor gloria.
 
¡Ah, si pudiera yo publicar por todo el universo esta misericordia que habéis tenido conmigo! ¡Si pudiera hacer que conociera todo el mundo, que, si no fuera por María, estaría yo condenado! ¡Si yo pudiera dignamente daros las gracias por tan grande beneficio! María está conmigo. ¡Oh qué tesoro! ¡Oh qué consuelo! Y, de ahora en adelante, ¿no seré todo para Ella? ¡Oh qué ingratitud! Antes la muerte, Salvador mío queridísimo, que permitáis tal desgracia, que mejor quiero morir que vivir sin ser todo de María. Mil y mil veces, como San Juan Evangelista al pie de la cruz, la he tomado en vez de todas mis cosas. ¡Cuántas veces me he entregado a Ella! Pero, si todavía no he hecho esta entrega a vuestro gusto, la hago ahora, mi Jesús querido, como Vos queréis que la haga. Y si en mi alma o en mi cuerpo veis alguna cosa que no pertenezca a esta Princesa augusta, arrancadla, os ruego, arrojadla lejos de mí; que no siendo de María, indigna es de Vos.
 
  



sábado, 7 de mayo de 2016

"ENTRA EN LA COMPAÑÍA DE MI HIJO"


Hoy, primer sábado de mes de mayo, he asistido a mi cita obligada con la Santísima Virgen en la madrileña Colegiata de San Isidro, para participar en la devoción de los primeros sábados de mes. Y con este motivo, he conocido, un detalle precioso, histórico y espiritual, de esos que me gusta conocer y meditar.
 
En la Capilla del Santísimo, conocida como capilla de Nuestra Señora del Buen Consejo, cuya imagen preside el precioso retablo, se encuentra una placa referida a un suceso acaecido a San Luis Gonzaga, santo nacido en Italia, hijo del marqués de Castiglione delle Stiviere, que estando al servicio del rey Felipe II, contrajo matrimonio con una de las damas de la reina Isabel de Valois.

 
 
 
Foto: María Luz
 
 
Capilla de Nuestra Señora del Buen Consejo
San Luis Gonzaga
 
 
 
 
 
 
   
   
 
 


 
Luis fue el hijo primogénito del matrimonio,  por lo tanto heredero del marquesado, y debido a su posición en la Corte, fue paje del príncipe Don Diego de Austria, sin embargo su vocación religiosa hizo que cediera sus derechos de primogénito a su hermano Rodolfo. Todo parecía indicar que estaba predestinado a la vocación religiosa, desde el hecho de recibir su Primera Comunión de manos de San Carlos Borromeo, arzobispo de Milán, su devoción a la Santísima Virgen, o el preguntarse antes de hacer o decir algo si eso le serviría para la eternidad, y si no le servía, ni lo hacía ni lo decía.
 
Fue precisamente ante la imagen de la Virgen del Buen Consejo, en la capilla referida, que perteneció al Colegio Imperial de la Compañía de Jesús, donde Luis Gonzaga tras confesar y comulgar, contemplando la imagen de la Santísima Virgen oró con fervor, y de inmediato oyó la dulce voz de la Virgen que le dijo: "Entra en la Compañía de mi Hijo". Fueron estas palabras las que le convencieron para abandonar la vida de palacio e ingresar en la Compañía de Jesús en 1585.
 
La imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo es retrato de la representada en la pintura que se encuentra en Genazzano y cuya preciosa historia puede leerse aquí.
 
Acudamos pues ante la imagen de Nuestra Señora, y pidámosle su consejo para que nos asista en todas las circunstancias de nuestra vida.
 
 
"Oh Señora mía, Santa María: Hoy y todos los días, y en la hora de mi muerte,
me encomiendo a tu bendita fidelidad y singular custodia,
y pongo en el seno de tu misericordia mi alma y mi cuerpo;
te recomiendo toda mi esperanza y mi consuelo,
todas mis angustias y miserias, mi vida y el fin de ella,
para que por tu santísima intercesión, y por tus méritos,
todas mis obras vayan dirigidas y dispuestas conforme a tu voluntad y a la de tu Hijo."
 
 
 
 
 

domingo, 1 de mayo de 2016

MAYO MES DE MARÍA


Comienza hoy el mes de Mayo, mes de las flores y mes de María, coincidiendo además con la celebración del día de la madre.
 
María es el modelo a imitar. Ofrezcámosle a la Santísima Virgen, nuestra Madre, todas nuestras flores en forma de buenas acciones, nuestras oraciones, meditando todas sus virtudes y aspirando a hacerlas nuestras.
 
 
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza.
A Ti, celestial princesa, Virgen sagrada María,
yo te ofrezco en este día,
alma, vida y corazón.
Mírame con compasión.
No me dejes, Madre mía.
Amén.
 

Lourdes-photo.com
 
 
Y como mi tierra natal siempre está presente en mi corazón, y en este día primero de mayo, la tradición* francesa señala  obsequiar a las madres, esposas, abuelas, hijas, con un ramito de muguet, se lo ofrezco también a Nuestra Señora de Lourdes, pidiéndole su intercesión en este tiempo de preparación para mi Consagración.
 
Venid y vamos todos con flores a porfía,
con flores a María, que Madre nuestra es.
De nuevo aquí nos tienes, Purísima Doncella,
más que la luna, bella, postrados a Tus pies.
Venimos a ofrecerte las flores de este suelo
con cuánto amor y anhelo, Señor, Tú lo ves.
Por ellas te rogamos, si cándidas te placen,
las que en la Gloria nacen, a cambio, Tú nos des.
 
 
Oh Señora de Lourdes, Madre de Cristo,
Tú que tuviste influencia con tu divino Hijo mientras permaneciste sobre la tierra,
tienes ahora la misma influencia en el cielo.
Ruega por nosotros, y obtén para nosotros de tu divino Hijo
nuestras especiales peticiones, si esa es la Voluntad de Dios.
Amén.
 
 
 
*El 1 de mayo de 1560, a su  paso por La Drôme, el rey Carlos IX de Francia fue obsequiado con un ramito de muguet. Gratamente sorprendido, decidió iniciar en la Corte, al año siguiente, la tradición de obsequiar a todas las damas un ramito de muguet como símbolo de buena suerte. Esta tradición se ha mantenido hasta nuestros días.