sábado, 7 de mayo de 2016

"ENTRA EN LA COMPAÑÍA DE MI HIJO"


Hoy, primer sábado de mes de mayo, he asistido a mi cita obligada con la Santísima Virgen en la madrileña Colegiata de San Isidro, para participar en la devoción de los primeros sábados de mes. Y con este motivo, he conocido, un detalle precioso, histórico y espiritual, de esos que me gusta conocer y meditar.
 
En la Capilla del Santísimo, conocida como capilla de Nuestra Señora del Buen Consejo, cuya imagen preside el precioso retablo, se encuentra una placa referida a un suceso acaecido a San Luis Gonzaga, santo nacido en Italia, hijo del marqués de Castiglione delle Stiviere, que estando al servicio del rey Felipe II, contrajo matrimonio con una de las damas de la reina Isabel de Valois.

 
 
 
Foto: María Luz
 
 
Capilla de Nuestra Señora del Buen Consejo
San Luis Gonzaga
 
 
 
 
 
 
   
   
 
 


 
Luis fue el hijo primogénito del matrimonio,  por lo tanto heredero del marquesado, y debido a su posición en la Corte, fue paje del príncipe Don Diego de Austria, sin embargo su vocación religiosa hizo que cediera sus derechos de primogénito a su hermano Rodolfo. Todo parecía indicar que estaba predestinado a la vocación religiosa, desde el hecho de recibir su Primera Comunión de manos de San Carlos Borromeo, arzobispo de Milán, su devoción a la Santísima Virgen, o el preguntarse antes de hacer o decir algo si eso le serviría para la eternidad, y si no le servía, ni lo hacía ni lo decía.
 
Fue precisamente ante la imagen de la Virgen del Buen Consejo, en la capilla referida, que perteneció al Colegio Imperial de la Compañía de Jesús, donde Luis Gonzaga tras confesar y comulgar, contemplando la imagen de la Santísima Virgen oró con fervor, y de inmediato oyó la dulce voz de la Virgen que le dijo: "Entra en la Compañía de mi Hijo". Fueron estas palabras las que le convencieron para abandonar la vida de palacio e ingresar en la Compañía de Jesús en 1585.
 
La imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo es retrato de la representada en la pintura que se encuentra en Genazzano y cuya preciosa historia puede leerse aquí.
 
Acudamos pues ante la imagen de Nuestra Señora, y pidámosle su consejo para que nos asista en todas las circunstancias de nuestra vida.
 
 
"Oh Señora mía, Santa María: Hoy y todos los días, y en la hora de mi muerte,
me encomiendo a tu bendita fidelidad y singular custodia,
y pongo en el seno de tu misericordia mi alma y mi cuerpo;
te recomiendo toda mi esperanza y mi consuelo,
todas mis angustias y miserias, mi vida y el fin de ella,
para que por tu santísima intercesión, y por tus méritos,
todas mis obras vayan dirigidas y dispuestas conforme a tu voluntad y a la de tu Hijo."
 
 
 
 
 

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