miércoles, 11 de febrero de 2015

MI PRIMER VIAJE A LOURDES: Julio 2012


¿Cómo empezar a relatar el viaje a un destino al que siempre has querido ir y al que finalmente acudes? Sobre todo cuando se trata de un lugar visitado por millones de personas, por lo tanto, nada exótico ni desconocido para una gran mayoría.

Sabía de Lourdes, del suceso tan impactante que había tenido lugar allí en 1858, cuando la Virgen María se apareció a la pequeña Bernadette Soubirous y de las milagrosas curaciones, pero poco más. Mi referencia era un pequeño librito escrito por Alessandra Borghese, titulado "Lourdes". Ya os he hablado de la autora en un anterior escrito y de su historia de conversión. Desde entonces, se siente muy ligada a Lourdes, ya que allí acude todos los años como voluntaria en las peregrinaciones con enfermos.
Mi madre y yo ardíamos en deseos de visitar Lourdes, lo único que nos lo impedía era el medio de transporte, ya que no sentimos mucho aprecio por la carretera y además, necesitábamos una cierta organización que nos diera la oportunidad de viajar a ese destino de la forma más rápida y cómoda posible. Finalmente, en el año 2012, nuestro viaje fue posible gracias a la puesta en marcha del Programa "Ave María" que combina el viaje en tren de alta velocidad hasta Huesca y el resto de trayecto en autocar hasta llegar a nuestro destino final.

Tras dos horas de trayecto en AVE, el autocar transpirenaico nos esperaba en la estación de ferrocarril de Huesca para conducirnos durante tres horas a través del maravilloso paisaje de los Pirineos.

Tuvimos mucha suerte con el servicial y simpático conductor de nuestro autocar, un verdadero encanto como buen "maño". El trayecto de tres horas no se nos hizo nada largo, ya que el paisaje es tan apasionante que el tiempo se pasa sin darse cuenta. Tuvimos ocasión de ver la trashumancia de los rebaños de vacas, ovejas, cabras y caballos que atravesaban los distintos pueblos, y nuestro conductor nos abría la puerta para que pudiésemos bajar del autocar y tomar todas las fotos que quisiéramos. Esto hizo que llegáramos con retraso a nuestro destino, pero en todo caso, felices por disfrutar de la experiencia.
 

Fotos: María Luz

Cuando por fin llegamos al hotel, nos esperaban con la cena ya preparada para ahorrar tiempo y para que todos los que lo deseáramos acudiéramos a la Adoración Nocturna en la Gruta de Massabielle. De esa forma nos encaminamos porque nos hacía mucha ilusión y de paso ver el trayecto que teníamos que caminar al día siguiente. Fue emocionante llegar a un lugar tan lleno de significado y vivir esa primera experiencia. He de decir que no sé por qué yo tenía la idea de que Lourdes era más pequeño, me pareció una ciudad mucho más grande de lo que esperaba. Así tuvimos la ocasión de pasear por las calles durante la noche, viendo las tiendas que todavía estaban abiertas, y regresar al hotel para madrugar al día siguiente.

Adoración nocturna en la gruta de Masabielle - Foto: María Luz

 El sábado amaneció un día maravilloso, cielo azul, sol y temperatura totalmente veraniega.
El Hotel Méditerranée, donde nos hospedamos.

Tras desayunar, nos dirigimos al recinto del santuario y....¡¡¡¡allí estábamos viendo a plena luz del día esa imagen que tantas veces habíamos contemplado en fotos y reportajes!!!! Todo me pareció precioso.
La mañana nos cundió muchísimo. Visitamos con detenimiento todas las basílicas, tanto la inferior (basílica del Rosario) como la superior (basílica de la Inmaculada Concepción). También la gran basílica subterránea de San Pío X.  Recorrimos la explanada y por fin nos dirigimos a la Gruta para hacer la espera de rigor, y poder ver y tocar esas rocas que a tanta gente atraen a este lugar.

 
La impresionante Basílica de la Inmaculada Concepción, construida sobre la gruta.

 
Fachada de la Basílica del Rosario (basílica inferior)
 
Interior de la Basílica del Rosario

 
Las torres de la Basílica de la Inmaculada

 
Interior de la Basílica de la Inmaculada

 
Santa Germaine de Pibrac - Basílica de la Inmaculada.
 
Las reliquias de Santa Bernadette en la cripta de la Basílica de la Inmaculada.
 
 
Cientos de exvotos en señal de agradecimiento por favores concedidos
 
Basílica subterránea de  San Pío X




 
La Gruta de Masabielle
Imagen de la Virgen en la Gruta 
 Fotos: María Luz

 



Detalles de la gruta.

Por supuesto, previamente habíamos bebido varias veces el agua tan pura y fresca de las fuentes.  En la siguiente foto se ve el manantial del que brota el agua que hizo manar la Santísima Virgen.
Nacimiento del manantial en el interior de la Gruta
Imagen de la Virgen Coronada situada en frente de las Basílicas
Rosarios depositados junto a la Virgen Coronada


El Calvario Bretón, con la vista de las Basílicas al fondo.
 Fotos : María Luz
De regreso al hotel y mientras íbamos observando las tiendas que pueblan las calles, tuve oportunidad de contemplar con más detenimiento el precioso Hotel Moderne, de estilo Belle Epoque,  es el más emblemático de Lourdes, y fue inaugurado por la cuñada de la vidente Bernadette Soubirous.
El Grand Hotel Moderne


Tiendas de recuerdos - Fotos: María Luz
Por la tarde, fuimos a visitar y recorrer el famoso Via Crucis monumental, que está en una colina justo al lado del recinto de las Basílicas. Es realmente impresionante ver representadas cada una de las estaciones que lo componen en imágenes de gran envergadura que se encuentran en plena naturaleza:
Subida al Vía Crucis monumental



Tres de las estaciones del Vía Crucis 
 Fotos: María Luz
 
Me pareció impresionante y hermoso, en medio de un paisaje tan verde. Mi madre y yo recorrimos las estaciones rezando una versión abreviada del mismo. A todo esto, he de decir que Lourdes estaba lleno de gente de todo el mundo, pero destacaban por encima de todos los irlandeses, cientos y cientos de chicos y chicas católicos de habla inglesa, que iban uniformados de amarillo.
Foto: María Luz
 
Durante el Via Crucis, un grupo de ellos rezaban y cantaban en cada una de las estaciones. El tramo final lo recorrieron cantando con sus bellas voces: "Jesus, remember me, when you come into your Kingdom":
Peregrinos durante el recorrido del Vía Crucis 
 Foto: María Luz
La tarde también nos dio la oportunidad de asistir a la Procesión del Santísimo en la explanada. Es una experiencia muy emocionante ver a todos los congregados arrodillados ante su paso y en actitud de total recogimiento.
Procesión del Santísimo - Foto: María Luz
Mientras cenábamos en el hotel, lo que había sido un día soleado y de verano, se transformó en una tarde noche nublada, en la que comenzó a llover fuertemente. Tras cambiar nuestras ropas, no nos rendimos y acudimos a la famosa Procesión de las Antorchas. He de decir que no podíamos encender nuestras velas porque el viento nos lo impedía, aun así, la procesión tuvo lugar y durante la misma rezamos el Rosario y por fin, durante unos instantes de tregua meteorológica, encendimos nuestras velas hasta terminar el recorrido por toda la explanada.
Procesión de las antorchas bajo la lluvia - Foto: María Luz

Imagen de la Virgen durante la procesión de las antorchas - Foto: María Luz
Una vez concluido, comenzó a granizar con tal fuerza, que tuvimos que salir corriendo del recinto, cruzar la calle en medio de un torrente de agua y refugiarnos en el interior de una de las tiendas a la espera de que la lluvia amainara.
He de decir que la gente de Lourdes es encantadora. Nos han tratado de maravilla, todo el mundo con una sonrisa en el rostro. Lo mismo puedo decir del personal de nuestro hotel. El gerente, Monsieur Serge, fue un verdadero Angel de la Guarda, si a todo el mundo trató divinamente, su comportamiento con mi madre y conmigo será inolvidable para mí. Siempre estaba pendiente de que todo estuviese a nuestro gusto, y en especial conmigo que tengo problemas de alergias alimentarias, aunque he de decir que no ha sido obstáculo porque hemos comido estupendamente. Si hay algo que valoro de los lugares que visito, además de la belleza del enclave y los monumentos, es precisamente la gente, las personas son las que, definitivamente, marcan la diferencia y hacen que uno quiera volver en el futuro.

La última mañana apareció nublada, pero teníamos que aprovecharla, por ello, a modo de despedida, volvimos a la Gruta y oímos Misa de mano de los irlandeses allí congregados. Si algo recuerdo con especial añoranza de las celebraciones religiosas allí, es precisamente la belleza de los cantos.

Finalmente, tiempo para pasear de nuevo por la explanada, recoger agua de la fuente, y callejear durante un rato camino del hotel, aprovechando para hacer algunas compras.
Tras la comida, despedida y todos al autocar para regresar a tiempo y coger el tren de camino a Madrid. Despedida emotiva, ya que una vez más el gerente del hotel, Monsieur Serge, fue de lo más encantador, y tras ayudarnos a cargar nuestro equipaje, no se movió de la puerta del hotel hasta que el autocar arrancó y nos despidió agitando su mano.
Nos íbamos de Lourdes pero ya estábamos deseando volver, deseo que se cumplió para nosotras justo dos años después, es decir, el año pasado....pero eso será tema que trate otro día.
Lourdes es un lugar maravilloso en todos los sentidos. Desde que uno pone el pie allí, nota algo especial, algo poderoso e inexplicable que te llama y te atrae...No perdáis la oportunidad de visitar esa bonita ciudad de provincia y de empaparos con el mensaje que Nuestra Señora transmitió a la vidente Bernadette. Mientras tanto, podeís "acercaros" a Lourdes a través de varios libros que os recomiendo:
"Lourdes" - Alessandra Borghese - Editorial Planeta Testimonio (Libro al que me he referido al inicio de este escrito).
"La canción de Bernadette" - Franz Werfel - Ediciones Palabra (Todo un clásico que cuenta la historia de las apariciones y es indispensable para conocer la vida y los personajes del lugar en el siglo XIX).
"Los milagros de Lourdes" - Patrick Theillier - Ediciones Palabra (El autor es el  responsable del departamento médico de Lourdes, nos ofrece la clave para entender el hecho de las curaciones y ofrece diversos testimonios de personas que han experimentado las gracias concedidas por Nuestra Señora).
 Tanto éste como el anterior, editados por Palabra dentro de su colección Arcaduz. No es un secreto que me encanta esta editorial por sus títulos tan selectos e interesantes.
Si no habéis tenido todavía ocasión de viajar a Lourdes, la lectura de estos tres libros os ayudará a aproximaros al lugar y su significado.
 
 
 
 
 

lunes, 2 de febrero de 2015

SAN LUIS, REY DE FRANCIA

Hace tan sólo unos días, he concluido la lectura del libro titulado "San Luis, Rey de Francia" del autor francés Philippe de Villiers, y editado en España por Ediciones Palabra, dentro de su colección Arcaduz. Siempre disfruto esta colección tan llena de títulos selectos e interesantes a los cuales soy adicta.
  
  
La edición española coincidió con la celebración del 800 aniversario del nacimiento de Louis de Poissy, que llegó al trono a los 12 años de edad y que reinó como Luis IX.

Hijo del rey Luis VIII de Francia y de la infanta Blanca de Castilla, mujer de gran temperamento y gran fe que educó a su hijo como devoto católico y forjó su carácter. Famosa es la frase que le dirigió en una ocasión: "Prefiero verte muerto antes que cometiendo un pecado mortal".

Difícil era la situación en la que se encontraba ese niño de 12 años que llegaba al trono y al cual muchos nobles no querían apoyar para librarse de la regencia de una extranjera. Pero a Blanca de Castilla le sobraba carácter para lidiar con todos ellos, y así fue como el pequeño Luis pudo abrirse camino y convertirse en uno de los reyes más grandes de Francia.

Padre de once hijos, frutos de su matrimonio con Margarita de Provenza, dejó un legado muy importante a los futuros monarcas franceses. Limitó el poder inglés, se preocupó por mejorar las condiciones de vida de su pueblo, fue un protector de la cultura y a él debemos la Sorbona de París, la fundación de monasterios, la construcción de la maravillosa Sainte Chapelle de París (para custodiar diversas reliquias, entre ellas un fragmento de la cruz de Jesucristo). Guiado siempre por fu gran e inquebrantable fe, no sólo adquirió las reliquias de la Pasión de Nuestro Señor, sino también se preocupó sinceramente por su pueblo, acometiendo toda clase de reformas que le valieron la consideración de "rey justo". 


La Sainte Chapelle de París

Ni siquiera sus fracasos fueron capaces de borrar la estela de este gran Rey. Fue el último monarca que emprendió un Cruzada contra los musulmanes, lo cual le condujo a la muerte en Túnez. Sólo treinta años después de su muerte, fue canonizado por el Papa Bonifacio VIII. Su importancia ha hecho que se denomine a la época en que vivió y murió, es decir, al siglo XIII como el siglo de San Luis.


Para hacernos una mejor idea de la espiritualidad y personalidad de este gran Rey, nada mejor que leer el testamento espiritual que dejó  a su hijo:

"Hijo amadísimo, lo primero que quiero enseñarte es que ames al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con todas tus fuerzas; sin ello no hay salvación posible.
Hijo, debes guardarte de todo aquello que sabes que desagrada a Dios, esto es, de todo pecado mortal, de tal manera que has de estar dispuesto a sufrir toda clase de martirios antes que cometer un pecado mortal.
Además, si el Señor permite que te aflija alguna tribulación, debes soportarla generosamente y con acción de gracias, pensando que es para tu bien y que es posible que la hayas merecido. Y, si el Señor te concede prosperidad, debes darle gracias con humildad y vigilar que no sea en detrimento tuyo, por vanagloria o por cualquier otro motivo, porque los dones de Dios no han de ser causa de que le ofendas.
Asiste, de buena gana y con devoción, al culto divino, mientras estés en el templo, guarda recogida la mirada y no hables sin necesidad, sino ruega devotamente al Señor con oración vocal o mental.
Ten piedad para con los pobres, desgraciados y afligidos, y ayúdalos y consuélalos según tus posibilidades. Da gracias a Dios por todos sus beneficios, y así te harás digno de recibir otros mayores. Obra con toda rectitud y justicia, sin desviarte a la derecha ni a la izquierda; ponte siempre más del lado del pobre que del rico, hasta que averigües de qué lado está la razón. Pon la mayor diligencia en que todos tus súbditos vivan en paz y con justicia, sobre todo las personas eclesiásticas y religiosas.
Sé devoto y obediente a nuestra madre, la Iglesia romana, y al Sumo Pontífice, nuestro padre espiritual. Esfuérzate en alejar de tu territorio toda clase de pecado, principalmente la blasfemia y la herejía.
Hijo amadísimo, llegado al final, te doy toda la bendición que un padre amante puede dar a su hijo; que la Santísima Trinidad y todos los santos te guarden de todo mal. Y que el Señor te dé la gracia de cumplir su voluntad, de tal manera que reciba de ti servicio y honor, y así, después de esta vida, los dos lleguemos a verlo, amarlo y alabarlo sin fin. Amén."

A todos los interesados en su figura, recomiendo que vean esta emisión dedicada a su figura dentro del conocido programa francés "Secrets d'Histoire", presentado por Stéphane Bern.

   
Y la entrevista con Philippe de Villiers, autor de la novela que nos ocupa: