jueves, 7 de noviembre de 2019

Acto de desagravio al Sagrado Corazón de Jesús para el mes de noviembre y fiesta de Todos los Santos



¡Oh Santos del paraíso que rebosáis de gozo ante el Corazón augusto de mi amable Jesús! 

Yo acepto la invitación que me hacéis, y adorando con vosotros a ese amorosísimo Corazón, y uniendo mi débil voz a las vuestras, repito lleno de alegría: ¡Sea honrado, glorificado, amado y obedecido de todos los corazones por siglos infinitos el Corazón Santísimo de Jesús, que con tal exceso de misericordia nos amó y redimió con su sangre preciosa! Mas ¡cuánta indiferencia hay, Santos gloriosos, entre vuestra suerte y la mía! Vosotros estáis ya gozando de ese divino Corazón, le veis y le amáis con indecible ardor, gozo y hartura de espíritu, sin temor alguno de perderle. Yo, aunque le veo con los ojos de la fe en la adorable Eucaristía y le recibo en mi pecho para alimento y salud de mi alma, con todo eso, ¡cuántas veces me faltan los afectos, por ser muy tibio mi fervor y muy lánguida mi fe! ¡Cuántas veces, aunque esté en su presencia y le tenga dentro de mi, hállome distraído, helado, duro e insensible! Pero lo que más me aflige es ver cuán fácilmente pueda desamparar a ese Corazón amabilísimo, y hacerme indigno de su amor.

Tened, pues, compasión de mí, Santos gloriosos: rogad a ese Corazón santísimo que siempre que acuda a visitarle en la Sagrada Eucaristía, atraiga a sí mi corazón con todos los afectos y sentimientos; y que siempre que le reciba dentro de mi pecho, se digne iluminar mi entendimiento con sus enseñanzas, y encender mi voluntad con el fuego de su divino amor, para que a Él solo ame, y en Él solo espere; y mucho más que en mí mismo, viva en el Corazón Sagrado de mi Dios, único señor y dueño de mi corazón. No dudo, santos protectores míos, que por vuestra intercesión alcanzaré estas gracias, si las apoya la Reina de todos los Santos y Madre mía amantísima. Sí, dulcísima Virgen María, presentad ante el divino acatamiento, y apoyad con vuestra poderosa protección estas mis humildes súplicas; y entonces lograré amar en esta vida, a imitación de los Santos, y alabar en la otra, en su compañía, el amorosísimo y santísimo Corazón de mi dulce Jesus. Amén.

"Áncora de Salvación"
por el R.P. José Mach
Edición de 1954


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