jueves, 30 de mayo de 2019

Centenario de la Consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús

Hoy se cumplen exactamente cien años de un acto trascendental para nuestra nación: la Consagración de nuestra querida España al Sagrado Corazón de Jesús.  Tan significativo acto tuvo lugar el 30 de mayo de 1919 en el Cerro de los Ángeles, centro geográfico de la península ibérica, donde se erigió el monumento en honor al Sagrado Corazón de Jesús, que fue construido gracias a las aportaciones económicas de miles de españoles.

En la columna que sustenta la imagen de Nuestro Señor aparecen las palabras:
"Reino en España", alusivas a la promesa que el Sagrado Corazón de Jesús realizó al Beato Bernardo de Hoyos, según la cual, reinaría en España con más veneración que en otras partes.

La estatua de Nuestro Señor fue una donación costeada individualmente por Don Juan Mariano de Goyeneche, Conde de Guaqui y Grande de España, embajador de Perú ante la Santa Sede. A través de este gesto tan generoso, quiso honrar al Sagrado Corazón de Jesús y, al mismo tiempo, manifestar la gratitud de Perú a la católica España que "nos civilizó con la fe de Cristo y con la moral del Evangelio".

A los pies del monumento aparecen dos grupos escultóricos.

El grupo escultórico de la izquierda representa a la Humanidad santificada reuniendo las imágenes de Santa Margarita María Alacoque, San Agustín, San Francisco de Asís, Santa Teresa de Jesús, Santa Gertrudis, el Beato Bernardo de Hoyos y San Juan Evangelista.

El segundo grupo alude a la Humanidad que tiende a santificarse y plasma la forma de llegar al cielo mediante el arrepentimiento, la práctica de la humildad, del amor y de la caridad.


Relatan los historiadores que el Rey Alfonso XIII aceptó la petición de consagrar España al Sagrado Corazón de Jesús, sin ceder a las presiones que sufrió para que no lo hiciera. Fue el propio monarca quien, días después, confió al Padre Mateo Crawley-Boevey(*), que una delegación de la francmasonería le había propuesto la introducción de varias leyes anticatólicas en nuestro país, propuesta que fue fulminantemente rechazada por nuestro monarca. Este rechazo le supuso la pérdida del trono en 1931 y el inicio de un período revolucionario que tan graves consecuencias acarreó a nuestra nación. El monumento fue destruido por los revolucionarios en 1936, para ser reconstruido años después y seguir recibiendo la visita de miles de fieles devotos.


Vista del Cerro de los Ángeles, 30 de mayo de 1919.

Sus Majestades los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia.


En aquella jornada del 30 de mayo de 1919, fue el nuncio de Su Santidad, Francesco Ragonesi, el encargado de bendecir el monumento, y Don Prudencio Melo, arzobispo de Madrid, quien presidió la Santa Misa. Tras la lectura del mensaje enviado para la ocasión por Su Santidad el Papa Benedicto XV, el nuncio impartió la bendición papal y se procedió a exponer solemnemente el Santísimo Sacramento. 











Fue este un momento de gran emoción en el que la multitud de fieles, junto a las autoridades religiosas, civiles y militares asistentes, se arrodillaron ante Nuestro Señor. En medio del respetuoso silencio, comenzó a escucharse la voz de nuestro monarca, Su Majestad el rey Alfonso XIII, quien de pie y en nombre del pueblo español procedió a la lectura solemne de la oración por medio de la cual, España quedaba consagrada al Sagrado Corazón de Jesús. 




Recordemos las palabras pronunciadas por el rey Alfonso XIII, 
junto al altar del Monumento y ante Nuestro Señor:

"Corazón de Jesús Sacramentado, Corazón del Dios Hombre, Redentor del mundo, Rey de Reyes y Señor de los que dominan:
España, pueblo de tu herencia y de tus predilecciones, se postra hoy reverente ante este trono de tus bondades que para Ti se alza en el centro de la península. Todas las razas que la habitan, todas las regiones que la integran, han constituido en la sucesión de los siglos y a través de comunes azares y mutuas lealtades esta gran patria española, fuerte y constante en el amor a la religión y en su adhesión a la monarquía.
Sintiendo la tradición católica de la realeza española y continuando gozosos la historia de su fe y de su devoción a Vuestra Divina Persona, confesamos que Vos vinisteis a la tierra a establecer el reino de Dios en la paz de las almas, redimidas por Vuestra Sangre y en la dicha de los pueblos que se rijan por vuestra santa Ley; reconocemos que tenéis por blasón de Vuestra Divinidad conceder participación de Vuestro Poder a los príncipes de la tierra y que de Vos reciben eficacia y sanción todas las leyes justas, en cuyo cumplimiento estriba el imperio del orden y de la paz.
Vos sois el camino seguro que conduce a la posesión de la vida eterna: luz inextinguible que alumbra los entendimientos para que conozcan la verdad y principio propulsor de toda vida y de todo legítimo progreso social, afianzándose en Vos y en el poderío y suavidad de Vuestra gracia, todas las virtudes y heroísmos que elevan y hermosean el alma.  
Venga, pues, a nosotros tu Santísimo Reino, que es Reino de justicia y amor. Reinad en los corazones de los hombres, en el seno de los hogares, en la inteligencia de los sabios, en las aulas de las ciencias y de las letras, y en nuestras leyes e instituciones patrias.
Gracias, Señor, por habernos librado misericordiosamente de la común desgracia de la guerra, que tantos pueblos ha desangrado; continuad con nosotros la obra de vuestra amorosa providencia.
Desde estas alturas que para Vos hemos escogido, como símbolo del deseo que nos anima de que presidáis todas nuestras empresas, bendecid a los pobres, a los obreros, a los proletarios todos para que en la pacífica armonía de todas las clases sociales, encuentren justicia y caridad que haga más suave su vida, más llevadero su trabajo.
Bendecid al Ejército y a la Marina, brazos armados de la patria, para que en la lealtad de su disciplina y en el valor de sus armas, sean siempre salvaguardia de la nación y defensa del Derecho. Bendecidnos a todos los que aquí reunidos en la cordialidad de unos santos amores de la Religión y de la Patria, queremos consagraros nuestra vida, pidiéndoos como premio de ella el morir en la seguridad de Vuestro Amor y en el regalado seno de Vuestro Corazón adorable. Así sea". 




Fotos: Google

Fue, sin duda, una jornada histórica que los asistentes jamás podrían olvidar, y que cien años después, es celebrada por la Diócesis de Getafe, a la cual la Santa Sede ha concedido un Año Jubilar que comenzó el pasado 2 de diciembre y culminará el 24 de noviembre del presente año.

No desaprovechemos esta ocasión para profundizar en los mensajes del Sagrado Corazón de Jesús, practicando devociones como los Nueve Primeros viernes de mes, consagrando nuestros hogares y nuestras familias a Su Sagrado Corazón. ¡Qué excelente ocasión para entronizar al Sagrado Corazón de Jesús en nuestros hogares y en nuestros corazones! Corren tiempos turbulentos en España y en la Iglesia, por ello, no olvidemos rezar por el Santo Padre, obispos y sacerdotes, así como por la conversión de nuestros gobernantes y por nuestra propia conversión.

Cien años desde aquel acontecimiento constituyen un período de tiempo inmenso para nosotros, sin embargo para Dios supone un breve instante en medio de la eternidad; un momento que junto a otros muchos a lo largo de los siglos nuestra nación ha protagonizado como defensora de la fe católica. En medio de la crisis moral que atravesamos, pidamos la protección de Su Sagrado Corazón, lleno de bondad y de misericordia, para que por intercesión del Inmaculado Corazón de María, nuestra nación deje de ser la España caótica de la actualidad y se transforme en la España católica que siempre glorificó a Dios a través de la defensa de la fe.

Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.


Foto: María Luz Gómez


(*) El Padre Mateo Crawley-Boevey (1875-1960), religioso de la Congregación de los Sagrados Corazones, es conocido como el apóstol mundial del Sagrado Corazón de Jesús. A él se debe una de las más populares devociones al Sagrado Corazón de Jesús: la entronización de Su imagen en los hogares, como modo de recristianizar la sociedad. Viajó por todo el mundo inculcando esta práctica. Predicador incansable, realizó cinco giras por España, logrando la entronización del Sagrado Corazón de Jesús en infinidad de familias y pueblos. Ello culminó con la construcción del monumento de El Cerro de los Ángeles y la solemne Consagración de España, realizada el 30 de mayo de 1919. Pronunció las conferencias del Triduo preparatorio a dicha entronización oficial. Como promotor de este acontecimiento tan significativo, días después, fue recibido por Su Majestad el Rey Alfonso XIII, que le agradeció su importantísima labor.

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