Ayer sábado, 17 de septiembre de 2016, fue un día grande en mi parroquia de Nuestra Señora de la Paz, pues se celebró la Santa Misa de toma de posesión de nuestro nuevo párroco, que Dios ha tenido a bien concedernos: Don Francisco del Pozo Hortal.
D. Francisco del Pozo Hortal
Ante todo debo precisar que mi parroquia es un templo con una significación especial, pues fue el primero construido tras finalizar la guerra civil, y precisamente esa fue la razón por la cual se escogió la advocación de Nuestra Señora de la Paz para darle nombre.
Es la primera vez que asisto a una toma de posesión de un párroco, y he de decir que lo he vivido con mucha emoción, como la llegada de un enviado del Señor, lo cual, ya de por sí, reviste gran significado. La celebración estuvo presidida por el Vicario Episcopal, Don Juan Carlos Merino y contó con la presencia de numerosos sacerdotes que acompañaron a Don Francisco en un día tan importante para él.
La celebración estuvo llena de momentos muy simbólicos como la entrega de las llaves de la parroquia, la entrega de la pila bautismal, de las campanas, del confesionario, del altar, del Sagrario...en resumen de todo aquello que la conforma.
Tras escuchar la lectura del Evangelio, en concreto la parábola del administrador infiel, la homilía pronunciada por Don Juan Carlos Merino tuvo como tema central la Iglesia como Madre.
Emocionante fue ver a Don Francisco arrodillado ante el crucifijo renovando sus promesas, tomando posesión de la parroquia, y especialmente emotivas las palabras que pronunció al final de la celebración, palabras no escritas, sino improvisadas, o mejor dicho, salidas del corazón. Con gran naturalidad y sencillez, Don Francisco nos relató, como siendo niño, preocupado por las noticias que preveían una guerra nuclear o el anticipo de una tercera guerra mundial, acostado en su cama, rezaba a Jesús durante la noche ofreciéndose por la paz en el mundo. No es de extrañar por ello, que el lema escogido por él para su ordenación sacerdotal fuese "Por ellos me ofrezco". Ese deseo y ofrecimiento, presente siempre en su corazón, resurgió de forma especial hace unos meses durante su retiro en la Cartuja de Jerez, tras el cual, transcurridos unos días, le fue comunicado su nuevo destino, precisamente en nuestra parroquia de Nuestra Señora de la PAZ. Sinceros fueron también sus gestos de cariño y sus palabras hacia Don Enrique de la Fuente, quien ha sido nuestro párroco durante los últimos treinta y siete años.
Nuestro nuevo párroco no sólo hace gala de naturalidad sino también de un fino sentido del humor y de gran humildad. Así pudimos comprobarlo ayer cuando reconoció que el hecho de que en un día tan importante, el Evangelio correspondiente fuese la parábola del administrador infiel, tendría una razón, un mensaje de parte del Señor..."Sí, ciertamente, soy infiel. Soy débil y pecador". No creo equivocarme cuando digo que Don Francisco ya ha sabido ganarse un trocito de nuestros corazones con su carácter afable y cercano, tal como demostró antes de subir al camarín de la Santísima Virgen, para renovar su Consagración ante Nuestra Señora porque tal como reconoció: "Cuando me suelto de Su mano, me caigo".
Su mensaje a todos los presentes, familiares, amigos, sacerdotes y feligreses fue claro y rotundo: "Abríos a la misericordia del Señor". Y su mayor deseo, que nuestra parroquia siga siendo fiel al deseo expresado desde su creación: ser un lugar donde siempre se pida por la paz de España. Así sea.
FOTOS: María Luz
No hay comentarios:
Publicar un comentario