martes, 14 de febrero de 2017

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES

Foto: María Luz
 
Oh María, que te apareciste a Bernadette en la cavidad de la roca,
al frío y a las sombras del invierno,
tú le trajiste el calor de tu presencia,
la amistad de una sonrisa,
el resplandor y la belleza de la gracia.
 
Infunde la esperanza y renueva la confianza
en el vacío de nuestras vidas,
tantas veces sumidas en la sombra
y en el vacío de nuestro mundo,
en el que el mal hace valer su fuerza.
 
Tú, que dijiste a Bernadette: "Yo soy la Inmaculada Concepción",
socórrenos, pues somos pecadores.
Danos humildad para la conversión,
valor para la penitencia y perseverancia en la oración.
 
Guíanos a la fuente de la verdadera vida.
Estimula en nosotros el hambre de la Eucaristía, el Pan de Vida.
 
Oh María, el Espíritu Santo hizo en Ti maravillas:
Él, con su poder, te ha colocado junto al Padre,
en la gloria de tu Hijo, el Viviente.
Vuelve tu maternal mirada a nuestras miserias del cuerpo y del espíritu.
Que tu presencia, como luz reconfortante,
brille a nuestro lado en el trance de la muerte.
 
Queremos rezarte, oh María, con sencillez de niños, como Bernadette.
Que entremos, como ella, en el espíritu de las Bienaventuranzas;
así podremos, ya aquí abajo, empezar a conocer las alegrías del Reino,
y cantar contigo: ¡Magníficat!

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