Glorioso San Blas, Obispo y Mártir.
Tú pasaste la vida haciendo bien a todos,
primero como médico y luego como Obispo.
Admiramos tu virtud, tu entrega a la iglesia
y los prodigios que Dios ha querido hacer por tu mediación.
Fuiste celoso pastor, corrigiendo vicios
y reformando costumbres,
socorriendo necesidades públicas y privadas,
espirituales y materiales.
Queremos que seas nuestro modelo.
Quita de nuestras vidas pecados e imperfecciones.
Ayúdanos a profesar públicamente nuestra fe
y a llevar una vida cristiana como la tuya, llena de fe y de amor.
Te lo suplicamos por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
(Foto: María Luz)
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