"´María Auxiliadora"
Basílica de María Auxiliadora - Turín - Italia.
ORACIÓN 1
(Compuesta por San Juan Bosco)
¡Oh, María Virgen poderosa!
Tú, la grande e ilustre defensora de la Iglesia;
Tú, auxiliadora del pueblo cristiano;
Tú, terrible como un ejército en orden de batalla;
Tú, que sola destruyes los errores del mundo,
defiéndenos en nuestras angustias,
auxílianos en nuestras luchas,
socórrenos en nuestras necesidades,
y, en la hora de la muerte, recíbenos en el eterno gozo.
Amén.
ORACIÓN 2
Santísima Virgen, Madre de Dios,
yo, aunque indigno pecador postrado a vuestros pies
en presencia de Dios omnipotente,
os ofrezco este mi corazón con todos sus afectos.
A Vos lo consagro y quiero que sea siempre vuestro y de vuestro Hijo Jesús.
Aceptad esta humilde oferta Vos que siempre habéis sido
la auxiliadora del pueblo cristiano.
Oh María, refugio de los atribulados, consuelo de los afligidos,
ten compasión de la pena que tanto me aflige,
del puro extremo en que me encuentro.
Reina de los Cielos, en vuestras manos pongo mi causa.
Sé bien que en los casos desesperados se muestra más potente vuestra misericordia,
y nada puede resistir a vuestro poder.
Alcanzadme Madre Mía la gracia que os pido si es del agrado de mi Dios y Señor.
Amén.
ORACIÓN 3
Enséñame, oh María Auxiliadora, a ser dulce y bueno
en todos los acontecimientos de mi vida;
en los desengaños, en el descuido de otros,
en la falta de sinceridad de aquellos en que creí,
en la deslealtad de aquellos en quienes confié.
Ayúdame a olvidarme de mí mismo para pensar en la felicidad de los otros;
a ocultar mis pequeños sufrimientos de tal modo que sea yo el único que los padezca.
Enséñame a sacar provecho de ellos, a usarlos de tal modo que me suavicen,
no me endurezcan, ni me amarguen; que me hagan paciente y no irritable;
que me hagan amplio en mi clemencia, y no estrecho y despótico.
Que nadie sea menos bueno, menos sincero, menos amable,
menos noble, menos santo por haber sido mi compañero de viaje
en el camino hacia la vida eterna.
Amén.
Bajo tu amparo nos refugiamos Santa Madre de Dios, no desatiendas las súplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo mal y peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.
Amén.
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