Hoy, 4 de Junio de 2016, he acudido una vez más a mi cita mensual con la Santísima Virgen para asistir a la devoción del primer sábado de mes en la madrileña Colegiata de San Isidro. Hoy, si cabe, ha sido todavía más especial, ya que se trata del día en que celebramos el Inmaculado Corazón de María.
Foto: Pinterest.com
En un día veraniego y llegando al templo con mucha antelación, tal como requieren las citas más importantes, he rezado el Santo Rosario, escuchado la meditación y participado en la Santa Misa junto al resto de asistentes, todo ello bajo la perfecta organización de los Heraldos del Evangelio.
Si bien hace más de un año que no puedo faltar a esa cita piadosa, hoy he acudido con mucho más motivo por el día del que se trata y con un sabor especial por ser el primer sábado de mes posterior a mi consagración.
Tras el rezo de los misterios gozosos, la meditación ha versado sobre el segundo de dichos misterios, la Visitación de María a su prima Isabel, y en la misma se ha destacado la importancia de ayudar al prójimo, tal como hizo María con su prima, no sólo a través de las obras de misericordia corporales(1) sino especialmente a través de las espirituales(2). Al mismo tiempo, en la visita de la joven María a su prima de edad mucho más avanzada se pone de manifiesto el gran amor que Dios siente hacia la virginidad y el matrimonio.
A continuación, se ha celebrado la Santa Misa, tras la cual, todos hemos desfilado ante la imagen del Inmaculado Corazón de María para mostrar el cariño a Nuestra Madre de Bondad en este día tan significativo.
Al concluir este escrito no puedo dejar de invocar a los Sagrados Corazones de Jesús y María:
Señor Jesús, ayudadme a amaros y a entregarme por entero a Vos. Santísima Virgen, sed mi intercesora para que pueda tener una unión cada vez más íntima con el Sacratísimo Corazón traspasado de Vuestro Hijo Jesucristo.
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos Confío.
Inmaculado Corazón de María, sed nuestra salvación.
FOTOS: MARIA LUZ
NOTAS:
(1) Las obras de misericordia corporales son: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, visitar a los enfermos, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, visitar a los presos, enterrar a los difuntos.
(2) Las obras de misericordia espirituales son: enseñar al que no sabe, aconsejar bien al que lo necesita, corregir al que se equivoca, perdonar al que nos ofende, sufrir con paciencia los defectos del prójimo, consolar al triste, rezar a Dios por los vivos y por los difuntos.
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